¿Cómo ayudar al planeta desde nuestro espacio?
Hemos vivido meses de mucha incertidumbre a raíz de la pandemia. Sin embargo, creo que a más de sus devastadoras consecuencias sanitarias, esta situación ha destapado otros problemas a los que nos enfrentamos como humanidad que, sumados al cambio climático, nos muestran que es necesario hacer algo para ayudar al planeta antes de que sea demasiado tarde.
Pero ¿cómo lo hacemos? En el post de hoy quería escribir unas pequeñas reflexiones de lo que pienso son algunas maneras de ayudar a la Tierra desde nuestro espacio, inspiradas en parte por este artículo (cuya utilidad, a mi parecer, va más allá del turismo).
¿Empezamos?😊
Somos parte de un todo
La diversidad de culturas y de formas de vida en este planeta es impresionante. Pero pese a cualquier aparente diferencia, no debemos olvidar que todos tenemos un mismo hogar que nos cobija y nos cuida.
Solo al entenderlo, caminaremos juntos para construir un futuro mejor, que beneficie a todos los que habitamos en la Tierra.

Consumo consciente
¿Cuántas veces compramos más de lo que verdaderamente necesitamos? A mi me ha pasado en muchas ocasiones, con ropa, con comida, con accesorios, etc.
Es precisamente este consumo masivo lo que invita a que cada vez exista más y más oferta y en muchos casos, sobreproducción que por ende, resulta en desperdicio.
Pero me pregunto ¿de verdad necesitamos tanto? Quizás si nosotros como consumidores somos más conscientes de esto, las empresas poco a poco dejarán de producir masivamente y lo harán de manera más justa.
Asimismo, si buscamos la manera de reciclar, reutilizar y/o reparar lo que consumimos a diario, estaríamos ayudando al planeta un poco más .
Consumo local
Siempre que sea posible, procuremos consumir productos de proximidad. Es decir, de producción local, o km 0.
Haciendo esto, no solo se reduce la huella de carbono, sino que también se apoya a los productores locales y en consecuencia, a la economía del lugar.

Más calidad, menos cantidad
Mayor cantidad, no siempre significa mejor calidad. Para ampliar más en esto, te pongo un ejemplo, en este caso de turismo, concretamente de turismo de masas que, previo a la pandemia, afectaba a muchos destinos.
Si bien es cierto, parecería que mucha gente visitando un destino traería muchos beneficios…
Por un lado sí, pero ¿realmente estos beneficios tenían a todos contentos? Como quizás habrás adivinado, la respuesta es no.
De hecho, en muchos casos la cantidad de gente que se concentraba en estas ciudades, interfería con la tranquilidad de los residentes, fomentaba la contaminación del entorno y su gasto en realidad no era representativo para la economía local.
A lo que voy con esto es que, en lugar de enfocarse en atraer grandes masas de turistas, los destinos podrían haber optado por atraer a un turista más consciente, que a su vez se preocupara por no causar impactos negativos y cuyo gasto beneficie verdaderamente al destino.
Buscar el beneficio común
A veces nos planteamos estrategias de crecimiento que solo están basadas en temas económicos. Sin embargo, éstas no siempre toman en consideración los posibles impactos negativos que pueden causar en ámbitos personales, socioculturales y medioambientales.
Crecer en volumen, sin pensar si esta estrategia beneficia a todas las partes interesadas, a la larga es insostenible.
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Responsabilidad propia y con todos
Todo lo que vemos manifestado en nuestra vida, tanto interna como externamente, es responsabilidad nuestra.
Entonces, el primer paso para generar cambios, es tomar responsabilidad individual y/o colectiva. Y quizás te preguntes ¿por qué?
Verás, hay algo que me he dado cuenta últimamente y es que si admito responsabilidad por algo, inconscientemente tomo las riendas del asunto e intento buscar una solución.
Es lo que me lleva a pensar que el hacernos responsables de nuestros actos con nosotros mismos y con los demás, es también una manera de develar oportunidades y ayudar al planeta.

Busca el propósito
El artículo que te comentaba al inicio del post, habla, entre otras cosas, de como varias investigaciones sociológicas y psicológicas han demostrado que el tener un propósito nos hace felices, nos llena de entusiasmo y nos inspira.
El sentir que servimos a alguien o a algo más allá de nosotros mismos, le da sentido a nuestra vida. Tener un “porqué” o un “para qué” estamos haciendo las cosas, a más de motivarnos, nos mantiene alineados. He ahí su importancia tanto en el mundo personal como profesional.
Por mi parte, he pasado muchos años en búsqueda de mi “propósito de vida” porque creo que todos hemos venido aquí a servir a una causa. Sin embargo, cada vez me convenzo más de que, si bien puede haber un propósito para toda tu vida, esto no significa que este sea estático.
A lo que me refiero es que, también es válido tener varios propósitos en cada etapa de nuestra vida, o un propósito para cada actividad que hagas.
Y tal vez te preguntes ¿qué tiene que ver el propósito con ayudar al planeta? Es simple, vivir en propósito nos conecta con nuestra esencia y nos hace sentir parte de un todo.
La magia de las pequeñas cosas
Una manera de enamorarse más de nuestro planeta, es maravillarse con cada pequeña cosa que nos rodea y nada mejor que la naturaleza para recordarnos de lo abundantes que somos.
A donde sea que vayas… una flor, un árbol, una nube en el cielo, el fluir de agua.. el mundo está lleno de magia, solo que a veces nos enfocamos en otras cosas y no la vemos.
Como ejemplo, te dejo una foto este hermoso amanecer que tuve la suerte de disfrutar el mes pasado ¡un verdadero regalo de la naturaleza!

Aprender de la naturaleza
Uno de los peores errores que se ha cometido a lo largo de la historia de la humanidad, es pensar que somos superiores a cualquier otra forma de vida en este planeta y usar a la naturaleza como si fuera solo una máquina productora de recursos.
Lo cierto es que no somos dueños de la naturaleza, somos parte de ella. Si lo vemos desde esta perspectiva, nos daremos cuenta lo mucho que podemos aprender de ella y de sus procesos.
Más empatía y más amor
Creo que todos los anteriores puntos se pueden resumir en esto, el amor, la fuerza más potente de todas. Solo el amor a nuestro planeta nos hará trabajar en conjunto para cuidarlo y preservarlo.
De la misma manera, solo la empatía nos permitirá acercarnos los unos a los otros para entendernos y apoyarnos.
Comentarios finales
Espero que te hayan parecido útiles estas reflexiones para ayudar al planeta ¿se te ocurre alguna más? Cuéntamelo en los comentarios, me encantará leerte.
Como siempre, ya sabes que puedes compartir este post si conoces a alguien a quién le pueda interesar y, si no lo has hecho todavía, te invito a suscribirte al blog.
Un abrazo y nos leemos pronto👋🏼
Selene
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Turismóloga, especialista en turismo sostenible, amante de viajar y de compartir experiencias y aprendizajes.
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